Una Macintosh Classic, un teléfono con cable, una máquina de fax, una calculadora y una cámara Polaroid son algunos de los clásicos de los ’80 en un escritorio. En Evolution of the desk -un proyecto del Harvard Innovation Labs- podés ver cómo en los últimos 35 años estos clásicos fueron reemplazados por apps y programas que entran en una notebook y un smartphone. No importa cuándo leas esto: la tecnología está cambiando todo. También los medios de comunicación, la audiencia y los periodistas.
En 60 segundos en internet mandamos más de 40 millones de mensajes por WhatsApp y Facebook Messenger, 350 mil personas scrolleamos Instagram, vemos 694 mil horas de Netflix y reproducimos 4.5 millones videos de Youtube. Estos datos son de un trabajo de Lori Lewis y Chadd Callahan a partir de la actividad de miles de millones de las personas. Los medios ya no están solos y tienen que competir por el tiempo y la atención de sus usuarios.
Según el informe “Digital 2019” de Hootsuite y We Are Social, los argentinos están conectados 8 horas diarias. La mitad, en las redes sociales. Ahora los “grandes medios” están entre sus amigos y bandas favoritas. Así que, la audiencia ya no solo mira, escucha y lee, también participa, argumenta y propone.
Para los Millenials y la Generación Z los smartphones son parte de la vida cotidiana y una ventana al mundo para entretenerse e informarse: su medio de comunicación principal son las redes sociales. Según el informe “Digital 2019” de Hootsuite y We Are Social, los argentinos están conectados 8 horas diarias. La mitad, en las redes sociales. Ahora los “grandes medios” están entre sus amigos y bandas favoritas. Así que, la audiencia ya no solo mira, escucha y lee, también participa, argumenta y propone.

Los periodistas que no nacieron con un celular en la mano son los últimos de una especie que tuvo como modelo a los medios tradicionales. Quizás esta sea la oportunidad de tomar lo mejor de los dos mundos y hacer un periodismo todavía más humano, con muchas más preguntas que respuestas. Porque no sabemos si Rodolfo Walsh hubiera twitteado “Hay un fusilado que vive”, pero algo podemos imaginar: Rodolfo hubiera tenido muchos seguidores y Operación masacre hubiera sido viral.